sábado, 4 de marzo de 2006

Los (des) aprendizajes post Cromañon


Y todo por una Bengala

El 10 de marzo se conocerá el falló que determinará la destitución - o no- de Aníbal Ibarra como Jefe de Gobierno Porteño, fallo que debería ser una respuesta política ejemplificadora para que, nunca más, haya un Cromañon para el pueblo argentino…. Y entonces se me ocurre repasar que cosas aprendimos desde aquel 30 de diciembre…..
Aprendimos que Buenos Aires era una ciudad en la cual , una simple bengala puso en Jaque al sistema de control municipal, a la policía , a las coimas por habilitaciones , a la llamada “cultura del rock” , a una lógica (no sólo adolescente) de dejar una criatura en el baño de un recital, a los servicios sanitarios , de asistencia en catástrofes hasta las la dificultada de muchas familias de poder poner límites a sus hijos…. Todo por una bengala…..
Aprendimos que podían existir operativos de clausura que cerraban cuanto local se les cruzase (kiosco, bar, velatorio, shopping, salón de tango, etc.) y que parece fueron “milagrosos”porque, aunque duraron un tiempo muy corto, ya nunca más vios clausuras ni supimos que sucedía con los controles en la ciudad y que se hacía con quienes los incumplían.
Aprendimos que hubo familiares y amigos afectados por esta Tragedia;- víctimas directas o indirectas - a quienes en una noche les cambió la vida Y aprendimos que no es cierto que el dolor se comparta, porque no todos fuimos víctimas de Cromañon; aunque bien podríamos haberlo sido, no lo fuimos.
Aprendimos que el dolor no puede ni debe impersonalizarse, porque de esa forma le quitamos la posibilidad, a quienes más cercanamente lo padecen, de expresarlo con la total libertad que el dolor reclama manifestarse. No es posible que se les pida a esos padres “cordura” y sensatez porque no son ellos precisamente quienes deban tenerla en este caso.
Aprendimos que muchos legisladores y funcionarios públicos aprovecharon y manipularon ese dolor en beneficio propio, contribuyendo de ese modo a enquistarlo y a transformarlo en odio o sed de venganza. Pero también aprendimos que esos mismos legisladores y funcionarios pasaron a ser victimas de la “intolerancia” que de laguna manera sembraron.
Aprendimos sobre la extorsión, la amenaza, el miedo, el apriete, la transa política, la falta de dignidad, la demagogia, el oportunismo y, no precisamente de los más afectados por el tema, pero si de los más ventajeros,que no dudaron en querer sacar réditos personales.
Aprendimos a convivir con Omar Chaban, con su “demonización” por la necesidad de que esta tragedia tuviera un culpable y también con su “ponderación” porque parece ser el único que “empezó a pagar” por lo ocurrido.
Aprendimos que hay ídolos como Callejeros, que fueron los responsables de alentar un ritual de bengalas que terminó con la vida de sus propias familias y que ensombreció una carrera que sólo pronosticaba una escalada de éxitos.
Aprendimos que se puede llegar a un Juicio Político y también lo que “justamente no debe ser el mismo”; y no me refiero sólo a una cuestión de procedimientos o formas sino a la dignidad (¿se podrá llamar así?) que los protagonistas (por ambas partes) fueron perdiendo en todo este proceso; en el cual parecía que sólo la descalificación y la agresión al otro eran argumentos válidos para esgrimir razones.
Aprendimos el nuevo juego de las Escondidas al que, aleatoriamente, jugaron líderes de la oposición y el gobierno nacional despareciendo de la escena, allí justo cuando la situación lo requería pero haciéndonos saber al mejor estilo de “juguemos en el Bosque”, que el Lobo se estaba poniendo los pantalones para aparecer cuando la tormenta haya pasado….

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