Hoy leí los diarios y recordé a mi abuela con su obsesión por respetar los duelos.
Quizá sin darme cuenta, tengo que reconocer que definitivamente la heredé.
Por eso me apené al sentir que me topaba con un tipo de bajeza siniestra, una vez más disfrazada de verdad revelada, que me explicaba lo inexplicable: una muerte y lo que genera en cientos, miles o millones de personas. ¿Qué más da cuántos?
¿Quién realmente puede adjudicarse la propiedad de interpretar estos fenómenos en forma tan inmediata y taxativa?
- Aprovecharse de un muerto - diría mi abuela - es no respetar la vida-. Ni siquiera en pleno combate, ella lo hubiese validado. Y más allá, que no nos guste nada de lo que hay, definitivamente - respetando a quienes vivieron “una guerra” -esta muerte se da en otro contexto.
El dolor del otro, o lo que mierda le pase frente a la muerte, no puede explicarse,
a lo sumo se lo acompaña o se lo evita.
Está ahora es mi obsesión.
Una obsesión que ahora me conecta sentimientos muy viejos de rebeldía,
que hace un tiempo escribí de esta manera…
Rebelándonos
Yo me rebelo.....,
Tu te rebelas?
No hay dudas que él se rebela.....
Porqué no rebelarnos nosotros?
Rebélense vosotros!
Que no les importe si ellos se rebelan
Rebelémonos
Hablando o en silencio
Gritando o escupiendo.
Llorando o tejiendo.
Comiendo o siendo comidos.
No importa como
Reblémonos
Ahora, pronto, siempre, alguna vez, ayer, la semana próxima, el paso año.
En el tiempo, con tiempo o sin él.
No importa cuando
Rebelémonos.
En el baño, en el subte o en la cama. En Alaska o en la india, en un sueño o en un cuento. En el fondo, en el centro, adentro o afuera.
No importa donde.
Rebelémonos
No importa la importancia, la razón, la sinrazón, el sin o el sobre.
No importa la carta ni el papel. Con manteles o con sábanas o en sabanas.
No importa nada. Tampoco rebelarse.
Rebelémonos sin rebelión, sin religión, ni idea o ideología.
Sin cacerolas o con matafuegos.
Rebelémonos/Rebelémonos
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