domingo, 11 de noviembre de 2012

El llamado de la Misón

Un encuentro con el yo creo



 Cuando planteo el proceso de construcción de la identidad, siempre señalo la importancia de la misión personal en el mismo, como un elemento clave al que generalmente referencian las religiones. 

Y si bien desde la espiritualidad es fundamental realizar esta relación, desde el bienestar emocional no lo es menos. Por eso quiero compartirles algunas reflexiones al respecto, en un momento personal de profundas contradicciones sobre mi propia misión, que estoy segura  sabrán perdonarme si se reflejan en el texto. 

Es que la sola idea de emprender una misión personal, frecuentemente nos plantea realizar elecciones que no suelen presentarse de una manera sencilla.


Tal como la identidad, la misión nos conmueve al plantear la paradoja de lo propio y lo ajeno: 

* la identidad, como escribí el la caída de una imagen , es lo menos propio que tenemos, hasta tanto no cuestionemos “quiénes somos en realidad”. 
* la misión, que sólo desde un llamado interior vamos a reconocerla, nos trasciende y ya sea se la explique desde la fe o desde el deseo; requiere un arduo camino para revelarse y siempre requiere comprometernos en su búsqueda. 

Y entonces cómo no hablarles de la misión, sin referenciar ese llamado interior que todos y todas tuvimos alguna vez, incomprensible desde lo racional o incluso opuesto a nuestras creencias más certeras. De hecho hace algunos días escribí sobre el poder de la intuición, que si bien es la mejor herramienta para acceder a ella, requiere de un entrenamiento en el cual la lógica formal no participa. 

Cómo no hablarles de la misión sin invitarlos a conectarse con la real dimensión de la famosa frase de Blaise Pascal: "El corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Razones, que te invito a revisar juntos, en este texto.

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