"No dejamos de jugar porque envejecemos;
envejecemos porque dejamos de jugar"
George Bernard Shaw
Hace tiempo, que cuando trabajo en fortalecer la autoestima (base del desarrollo personal) propongo un espacio de juego, consiente que es justamente “jugando”, como se promueve la madurez emocional.
Si bien en los últimos tiempos Aprendizaje y Juego, ya no se consideran términos opuestos, cuando de emociones se trata, resta aún superar una gran confusión: "Es común que al crecer, nos esforcemos más en entender las reglas del juego, que en poner el cuerpo y animarnos a jugar".
Una y otra vez en mi trabajo repito, que la lógica de la razón no nos ayuda a entender nuestro mundo emocional; por el contrario, nos aleja de la posibilidad de hacerlo.
En cambio, al permitirnos jugar, traemos a escena a nuestro niños interior,que sin importar la edad que tengamos, nos acompañará toda la vida y que, cuanto más lo rechazamos, más triste va a hacer nuestros días.
El concepto del Niño Interior - tomado a partir del “motivo del niño” o del “arquetipo infantil”- , es uno de los elementos más valiosos y útiles para movilizar al ser humano y hacerle trascender sus miedos, aprehensiones y obstáculos erigidos por él mismo durante su vida.
Si queres conocerlo, te propongo el mejor juego que puedo ofrecerte:
“contectarte con tus emociones para aprender a jugar”.
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