Tal como en un cuento podría escribir “Hubo una vez, en que cobardemente hice cosas muy audaces poniéndome en riesgo y hubo otra vez, en la cual con enorme valentía, asumí el costo siniestro de tenerle miedo al miedo”
Paradójicamente, cuando creí enfrentarlo; no hice más que huir de él
y cuando festejé vencerlo; él me demostró que hacía años había ganado la partida.
Lamentablemente, el miedo siempre nos gana la partida cuando lo subestimamos, negamos, ninguneamos, expulsamos de nuestras vidas o infantilmente creemos en “el hacer” logramos ahuyentarlo.
Nada peor que “un hacer” calificado como heroico por los otros, del cual no aprendimos a conocernos atravesados por el miedo.
Por eso, fiel a mi estilo, a contramano de tanto texto que nos habla de superar el miedo; elijo plantearles la sana convivencia.