A partir de los años noventa la falta real de empleo o su fantasma, la precariedad de las condiciones de contratación, o el temor a ser un desempleado ha cambiado la vida cotidiana de muchísimas familias, sus proyectos, ilusiones, relaciones; llegando incluso a enfermar al pueblo trabajador.
Una crisis del empleo y no del Trabajo,
Nunca el Trabajo estuvo en crisis, y no podemos permitir que nos impongan esa idea.
La mejor forma para superar una crisis del empleo, es apropiándose del trabajo
y tomando conciencia del poder transformador de la clase trabajadora.
Nos dice André Gorz, en un texto de 1998 llamado “Miserias del presente, riqueza de lo posible”; qué hay que apoderarse de lo que cambia:
pues el trabajo no puede reducirse a algo que tenemos o no tenemos: trabajar es un “hacer” que transforma la realidad, y nos transforma como personas.
“Hay que atreverse a tener la voluntad de apropiarse de nuevo del trabajo”.
- Recuperar el valor del trabajo, dignifica y hace indignas aquellas formas de contratación abusivas, casi esclavas en muchos casos, que debemos combatir.
- Recuperar el valor del trabajo, implica visibilizar el trabajo doméstico, como un aporte extraordinario que muchísimas mujeres realizan a la sociedad, y por el cual no reciben compensación alguna.
Apropiarnos de nuestro Trabajo es el camino para mejorar nuestra realidad laboral
Apropiarnos de nuestro Trabajo,
ya sea por cuenta propia (Oficios o profesionales Independientes, Empresarios, Emprendedores) o por cuenta ajena (Empleados, Asalariados”)
es el camino para construir “con los otros”, donde la idea de justicia social,
no quede reducida a una consigna histórica.
Apropiarnos de nuestro Trabajo, es lo mejor que puedo desearnos en este día.